Nicolás ALONSO  GARCÍA


ALONSO GARCÍA, Nicolás (Alhama la Seca (Almería), 1794 - Madrid, 1842). Diputado suplente por Almería, 1841 Diputado por Almería, 1842 (Rechazado por el Congreso).


 

Nicolás Alonso García era hijo de Francisco Alonso Escámez, natural de Alhabia (Almería), maestro de primeras letras, y Bárbara García Cortés, natural de Alhama la Seca (Almería). Realizó con su padre los estudios elementales, y posteriormente obtuvo el título general de Maestro. Francisco Alonso y Bárbara García tuvieron tres hijos más que fueron Rosario —casada con José Velada del Valle, maestro de primeras letras—, María Dolores y Rosalía Alonso García. De María Dolores sólo nos consta que era vecina de Alhama la Seca en 1842, año en que su hermano Nicolás falleció.

Rosalía Alonso García (Alhama la Seca, Almería, 24.12.1796-Alhama la Seca, Almería, 00.01.1838) contrajo matrimonio en 1819 con el médico Francisco Salmerón López (Alhama la Seca, Almería, 1786-Alhama la Seca, Almería, 1874). Tuvieron once hijos de los sobrevivieron siete, que fueron María, Francisco, Rosario, Bárbara, José Luis, Margarita y Nicolás. Al poco de nacer este último Rosalía murió y la hermana mayor, María, se hace cargo del cuidado de sus hermanos. Todos ellos son sobrinos de Nicolás Alonso, pero dos de ellos destacarán por su significación política durante el reinado de Isabel II y, especialmente, después del destronamiento de la reina. Nos referimos a Francisco Salmerón y Alonso (Torrejón de Ardoz, Madrid, 28.03.1822-Madrid, 21.11.1878) que durante el primer periodo republicano fue Presidente de la Cámara hasta ser sustituido de forma interina por el marqués de Sardoal; fue nombrado Ministro de Ultramar en 1873. Su hermano menor, Nicolás Salmerón y Alonso (Alhama la Seca, Almería, 10.04.1837-Pau, Francia, 20.09.1908) fue nombrado Ministro de Gracia y Justicia dos veces en 1873, y presidente de la Cámara entre junio y agosto de 1873. Después ostentó el cargo de Presidente del Poder Ejecutivo entre julio y septiembre de 1873, e interino hasta que se incorporó Emilio Castelar, su sucesor. Finalmente fue elegido Presidente de la Cámara entre septiembre de 1873 y el 8 de enero de 1874.

Nicolás Alonso García contrajo matrimonio en primeras nupcias con María del Álamo. Fruto de este matrimonio fue Bernarda Alonso del Álamo (Madrid, 1821-Madrid, 00.05.1882). Bernarda se casó con Francisco Díaz de la Granja, licenciado en Farmacia que se movía en los ambientes del progresismo y tenía una fábrica de sebería en la calle del Carnero; fue nombrado Regidor del ayuntamiento de Madrid para 1855, donde es miembro de la Comisión Ordinaria de Policía Urbana, Comisario del ramo de Casa-Mataderos de vacas y cabras, y del de Limpiezas y Alumbrado; murió por envenenamiento en agosto de 1855.

Al fallecer su esposa, Nicolás Alonso casó en segundas nupcias con Fermina Reta, “in articulo mortis” (Madrid, 15.11.1841). Fermina Reta había estado casada en primeras nupcias con Francisco Jaquete (fallecido el 27.04.1833), relacionado también con el negocio de la fabricación de velas, y tuvieron a Francisca Jaquete Reta (Madrid, 20.07.1827-Madrid, 05.08.0848), que se casó con José García Cachena y Díaz, también vinculado al progresismo madrileño y que llegó a ser nombrado gobernador civil de Segovia.

Del segundo matrimonio de Fermina Reta con Nicolás Alonso, nacieron dos hijas que se llamaron Dolores (Madrid, 1834-Madrid, 06.05.1852) y Adelaida Alonso y Reta (Madrid, 1836-Madrid, 30.07.1858). Adelaida contrajo matrimonio con Antonio Lupión y heredó las posesiones que, por testamento de su padre, le correspondieron a su hermana mayor.

Pocos meses pasaron desde el episodio de su expulsión del Congreso hasta la muerte de Nicolás Alonso. Falleció en Madrid el día 19 de agosto de 1842, según consta en la partida de defunción de la iglesia parroquial de Santa Cruz; por ella sabemos que vivía en la calle Barrionuevo, 15 y que fue enterrado en un nicho del cementerio extramuros de la Puerta de Toledo.

Algunos diarios de Madrid se hacen eco de la muerte de Alonso, sobre todo por la notoriedad que adquiriera meses antes en el Congreso. La Posdata, siguió criticando al Congreso por su decisión. Otros, en cambio, publicaron las esquelas habituales. Al día siguiente de su muerte aparece una nota necrológica a cargo de la Junta de Milicianos Nacionales y, bajo el lema “Honor a las cenizas de los libres”, dicha sociedad filantrópica anuncia la pérdida de su socio e invita a los actos religiosos que se celebrarán en la iglesia de Santo Tomás. La propia familia de Alonso insertó otra nota necrológica que contiene algunas inexactitudes porque dice que es caballero de la Orden nacional y militar de San Fernando cuando lo que tenemos comprobado es que recibió la Cruz de primera clase de esa orden por los sucesos del 12 julio de 1838, al capturar al general faccioso Ortiz de Velasco. Tampoco ha podido ser comprobado que tuviese el título de caballero de la Orden de Isabel la Católica.

La situación económica de Nicolás Alonso era desahogada al haber compaginado tanto la enseñanza pública como la privada, era el típico representante de la pequeña burguesía madrileña del primer tercio del XIX, que compartía los valores de un liberalismo avanzado. En su testamento, que otorgó ante el escribano de Madrid Vicente Romeral, cada una de sus tres hijas, herederas universales de sus bienes, recibió más de 16.000 rs. vn. Sin embargo, los herederos de Nicolás Alonso pleitearon por su herencia hasta 1862 en que se dictó sentencia definitiva sobre la misma.

Volviendo a la ocupación principal de Alonso García, la de maestro de instrucción primaria, sabemos que obtuvo por oposición en 1816 una plaza en propiedad en el madrileño barrio de las Vistillas. En 1818 era maestro examinador en otras escuelas de Madrid, y recibió un premio extraordinario de una onza de oro por su labor al frente de la escuela. En 1819 los niños de la escuela de Nicolás Alonso contestaron positivamente a preguntas sobre religión, lectura en libros, pruebas de escritura y caligrafía, gramática, aritmética y geometría, y en menos de dos años Alonso instruyó completamente a 105 escolares, hecho este que nunca se había visto en las escuelas públicas de Madrid. En 1820 los exámenes incluyeron el aprendizaje del Catecismo constitucional político ya que había triunfado el pronunciamiento de Riego y se había reinstaurado la Constitución de 1812. Al finalizar el Trienio Liberal fue suspendido en sus funciones de maestro.

Al volver a Madrid en 1824, se le da permiso para abrir escuela, pero su conducta es vigilada hasta 1832. En 1828 y 1829 la escuela de Alonso pasa los exámenes preceptivos de control bajo los auspicios de la Suprema Junta de Caridad de Madrid. Esta misma Junta se opuso en 1830 al nombramiento de Alonso como profesor examinador de aspirantes a maestros, pues estaba vigilado, pero recurrió directamente al Ministerio, desempeñado por Tadeo Calomarde, que lo nombró en el mes de julio.

En 1835 figura como revisor de letras y firmas sospechosas y sigue siendo examinador de futuros maestros. En 1838 obtiene la escuela especial del barrio de la Panadería (Madrid) pero no abandona su escuela de la calle Imperial y es director de la Academia de Enseñanza Primaria.

En 1839 Alonso es vicedirector de la Academia de Enseñanza Primaria y sigue siendo revisor de letras y firmas sospechosas. En 1840 no aparece como revisor de letras y firmas sospechosas, pero vuelve a ser presidente de la Academia de Enseñanza Primaria; José Velada del Valle, su yerno, era uno de los secretarios de Actas de gobierno de dicha Academia. Cotarelo y Mori dice que fue Director del Colegio Académico de Profesores y Presidente de la Academia de Instrucción Primaria, ambas de Madrid.

El 25 de julio de 1840, en el salón de columnas del ayuntamiento de Madrid, se celebró una reunión cuyo objetivo fue constituir una sociedad general de socorros mutuos para “los profesores de la ciencia de la educación”. Nicolás Alonso tomó la palabra y leyó la exposición hecha a la reina regente, los oficios de la Comisión Provincial de Instrucción Primaria y de la Dirección General de Estudios, así como la Real Orden de S.M. contestando a la exposición. Tras la intervención de Manuel Benito Aguirre, otro de los asistentes, se acordó fundarla. Nicolás Alonso propuso que Pablo Montesino y Mateo Seoane fuesen socios honorarios y se admitió por unanimidad, y el mismo Alonso fue designado vocal de la Junta Directiva. Entre los socios se encontraba su yerno, José Velada del Valle.

En 1841 Alonso continuaba siendo vocal de la Sociedad de Socorros Mutuos creada el año anterior, director de la Academia Literaria y Científica de Instrucción Primaria, e individuo del Cuerpo de Revisores de escritos y firmas sospechosas de la Corte y sus habitaciones.

Sólo se conoce de él un Cuadro caligráfico de los diferentes caracteres de letras que realizó alrededor de 1836 que se encuentra depositado en la Biblioteca Nacional.

Hasta 1820 Nicolás Alonso no demuestra sus preferencias políticas, pero al iniciarse el Trienio Liberal formó parte de la Milicia Nacional y fue primer ayudante de Inspección de la misma. Es nombrado Juez de hecho del barrio de San Andrés en 1822, y reelegido en 1823, absolvió a Juan Romero Alpuente que se encontraba imputado por la publicación de un opúsculo que criticaba al gobierno. En febrero de 1823 es designado sustituto del alcalde pedáneo de Vistillas por su condición de liberal. Nuevamente actúa como juez de hecho en 1838. Continúa siendo Juez de hecho de su barrio en noviembre de 1840.

A la vuelta del absolutismo, en agosto de 1823, Nicolás Alonso vio su casa saqueada, él arrestado y condenado a diez años de presidio. Huyó de Madrid y se fue a Alhama la Seca, su tierra natal, pero como siguió siendo acosado por los realistas escapó finalmente hacia Gibraltar con un pasaporte falso. En 1824 vuelve a Madrid, inicia un procedimiento de purificación para poder trabajar de nuevo como maestro y firma varios documentos en los que acata servilmente la autoridad del rey.

Al fallecer Fernando VII continúa sus actividades políticas y en marzo de 1836, durante la Regencia de María Cristina, se adhiere a un comunicado que pide a la regente la continuación del ministerio (el de Mendizábal) aunque esté débil. y se muestra de acuerdo con la reposición de la Constitución de 1812 tras los sucesos de La Granja. En septiembre de 1836, es ayudante de órdenes en el seno de la Junta Consultiva de la Inspección General de la Milicia Nacional y capitán de Caballería de la misma. El 1 de septiembre de 1840, siendo Alonso ayudante en la segunda compañía del batallón de cazadores de la Milicia Nacional de Madrid, participó en la revuelta ocurrida en la Plazuela de la Villa.

Al estar siempre vinculado al progresismo, en enero de 1840 entra a formar parte de la candidatura de este partido en la provincia de Almería. Es en 1841 cuando se decide a participar más activamente en la política, y en la reunión que el Partido Progresista convocó en Almería fue designado candidato a diputado a Cortes por Almería. En la terna para el Senado su primo hermano, Diego María García y Alonso, constaba como suplente. Los comicios se celebraron el 1 de febrero y Nicolás Alonso quedó como primer suplente. Tras las muchas renuncias e incompatibilidades se convocaron nuevas elecciones para cubrir los puestos vacantes.

El 15 de noviembre de 1841 el Partido Progresista acordó nombrar candidatos a las vacantes a Laureano de Llanos, José Agustín Cañabate, Nicolás Alonso y a Espronceda. Las nuevas elecciones se celebraron entre el 20 y 24 de noviembre de 1841. Los ejes de la campaña electoral del progresismo fueron la defensa de las libertades y el ataque contra los moderados. Nicolás Alonso García fue elegido por primera y última vez diputado titular por Almería. 

 

            Elecciones y actividad parlamentaria

 

Nicolás Alonso presenta su credencial a la Comisión de Actas del Congreso el día 21 de diciembre de 1841 y pide tomar asiento. El 3 de enero de 1842 comprobó que al repasarse las actas de la provincia de Almería no se hizo mérito de la suya, y como este olvido podía perjudicarle reiteró su petición por escrito, el 4 de enero de 1842, con la intención de que el Congreso le señalará día para su admisión. Cuando se leyó esta petición Pascual Madoz, presidente de la comisión, dijo que en seis años que llevaba desempeñando labores parlamentarias no se le había presentado caso que absorbiera tan vivamente su atención como éste. Alonso intentó hablar desde la tribuna de invitados, pero el presidente de la Cámara, Sr. Acuña, ordenó a los bedeles que mantuviesen el orden en las mismas.

El 8 de enero de 1842 la comisión de actas lee un dictamen proponiendo la admisión de Nicolás Alonso García no sin antes hacer alarde de argumentos políticos y morales —”servicios deshonrosos e inmorales”— por los que es difícil la admisión del diputado electo. No obstante, dejan en manos del plenario del Congreso la decisión final.

Alonso dirigió a todos los periódicos de Madrid el 7 enero de 1842 un comunicado en el que expresaba “los infundados motivos que la comisión de actas ha creído suficientes para retardar la presentación del informe sobre mi aptitud legal” atacando a Madoz por exagerado y concluye diciendo que son muchos los padecimientos que ha sufrido por causa de la defensa de la libertad. 

En la sesión del Congreso de 11 de enero de 1842, que se abrió a la una y cuarto de la tarde, volvió a leerse el dictamen de la comisión y el Presidente del Congreso dio la palabra a Alonso. En primer lugar, pidió disculpas por el incidente de las tribunas y después dijo que iba a demostrar que entre 1823 y 1833 fue vejado y perseguido por ser liberal. Narró entonces los azares por los que pasó su vida. La justificación que ofreció Alonso al Congreso fue simple: tenía que alimentar a su familia y para ello debía trabajar en su oficio de maestro. Por eso tuvo que firmar papeles y ejecutar actos contrarios a su ideología, es decir, tuvo que “purificarse”. Los pocos amigos que le quedaban en Madrid le ofrecieron, para firmarlas, tres certificaciones de contenido poco grato a un liberal, pero hubo de hacerlo para poder subsistir. Intentaba, en suma, recuperar la escuela que había obtenido por oposición en 1816. Insistió Alonso en que el expediente que existía sobre su persona era mucho más amplio que las tres certificaciones que se exhibían ahora, que en él podían encontrarse otros documentos que constataban su persecución, pero esos papeles no habían llegado al Congreso. 

Pascual Madoz le contestó que se leerían públicamente algunas certificaciones, lo cual fue apoyado por Díez, otro de los miembros de la comisión, pero ninguna de ellas fue favorable a Alonso, pues había una relación de sus actuaciones favorables a la Corona y en contra de los liberales y de la Milicia Nacional, actuando además como agente de la contrarrevolución.

Aunque Alonso acreditó que tenía la condecoración que Espartero concedió a los que sufrieron la persecución absolutista; que en 1833 se alistó otra vez en la Milicia y capturó muchos facciosos en la provincia de Madrid según prueban los documentos; que estuvo a favor del pronunciamiento de 1836, en acciones de la milicia contra Zariátegui y Basilio en 1837; que capturó al brigadier Juan Ortiz de Velasco en las inmediaciones de Madrid (12.07.1838), hecho que le valió a Alonso la concesión de la Cruz de primera clase de la Orden nacional y militar de San Fernando; que en 1840, en el escuadrón de Vicente Collantes, estuvo muy activo durante todas las jornadas de lucha; y que en 1841 también colaboró muy activamente en la noche del 7 de octubre para hacer fracasar el intento de secuestro de las infantas en el Palacio Real, no logró convencer a la mayoría de los diputados de la honorabilidad de su conducta.

El diputado Llacayo consideró que no había ninguna ley que prohibiera a Alonso sentarse en el Congreso y no se le podía juzgar por hechos del pasado como si fuese un tribunal de justicia. Lo que viene a decir es que no se puede excluir a nadie por su ideología porque aún dentro de los liberales los hay moderados y progresistas y, dentro de estos últimos, varias facciones. Cree que los documentos que firmó Alonso por estricta necesidad están más que contrarrestados por sus actos de patriotismo liberal anteriores y posteriores, y por eso pide a la comisión que se ocupe sólo de la aptitud legal y no de la conducta de los candidatos a diputado, porque de otro muchos deberían abandonar sus puestos de diputado.

El conde de las Navas se manifestó contrario a la admisión de Alonso en el Congreso —a pesar de que éste le había ayudado a salvar la vida durante los sucesos de 1835— porque su conducta no se ajustaba a la virtud, y la falta de virtud es la ruina de la sociedad. Alonso le contestó que a patriotismo no le ganaba nadie y que defendiendo la libertad siempre había estado antes que el conde.

El diputado González Bravo dijo que el asunto estaba ya más que discutido y que se procediera a la votación por medio de bolas, en aplicación del artículo 141 del Reglamento del Congreso. Las urnas fueron colocadas en la mesa y se dio a cada diputado su juego de bolas blancas y negras. Al terminarse la votación el secretario, Sr. Roda, leyó la lista de los diputados que votaron, ascendiendo a 96. Las bolas negras fueron 76 y las blancas 18. El dictamen de la comisión de actas fue desaprobado y al preguntar el presidente si volvía a la comisión para ser redactado de nuevo, se acordó que no. Así, con deshonor, Alonso fue expulsado del Congreso; se consideró que su trayectoria política fue como poco, contradictoria. La sesión se levantó a las cinco y cuarto de la tarde.

Muchos periódicos de Madrid y Barcelona se hicieron eco de tan sonada decisión posicionándose unos a favor de la expulsión y otros en contra. Entre los que estaban a favor de la expulsión se significaron Eco del Comercio, El Constitucional y el Diario constitucional de Palma. Otros periódicos también trataron el debate parlamentario de manera más neutra. Los diarios que se posicionaron en contra de la decisión que había tomado el Congreso, influido por la Comisión que presidía Madoz, fueron La Posdata, El Innominado y El Peninsular. A finales del mes de enero El Espectador se hizo eco de que Alonso había imprimido el discurso que pronunció en el Congreso y los documentos que aportó, con sus servicios en las dos épocas constitucionales, así como las condecoraciones que poseía por estos hechos con el objeto de justificarse ante sus electores y ante la nación entera.

 




Sáez Pinel José Luis

A.C.D. Serie documentación Electoral: 20, nº 13. A.H.D.M.: Parroquia de Santa Cruz de Madrid. Libro 23 de difuntos. A.H.P.M., P-25016. D.S.C.: Sesión del 29 de diciembre de 1841; sesiones de 4, 8 y 11 de enero de 1842. Diario constitucional de Palma, 18.01.1842; 20.01.1842; 22.01.1842; 24.01.1842; y 26.01.1842. Diario de avisos de Madrid, 03.01.1828; 12.12.1829. Diario de Madrid, 16.06.1818; 20.07.1818; 23.04.1819; 28.02.1823; 20.08.1842; y 26.08.1842. Eco del Comercio, 25.03.1836; 12.09.1836; 15.07.1838; 06.08.1838; 23.01.1841; 20.02.1841; 17.01.1840; 30.07.1840; 06.09.1840; 07.09.1840; 05.11.1840; 26.11.1841; 05.01.1842; 07.01.1842; y 12.01.1842. El Católico, 05.01.1842; 13.01.1842; y 22.08.1842. El Constitucional, 11.08.1840; 04.03.1841; 29.04.1841; 18.01.1842; 20.01.1842; y 27.08.1842. El Español, 13.09.1836. El Espectador, 12.01.1842; y 26.01.1842. El Gratis, 20.08.1842. El Guardia Nacional, 06.03.1841. El Heraldo, 20.08.1842. El Patriota, 10.02.1838. El Popular, 17.01.1842. El Universal, 18.01.1822. El Zurriago, 1823, n.º 94 y 95. Gaceta de Madrid, 31.07.1841; 16.12.1857; 25.12.1862. Guía de litigantes y pretendientes de el año de 1822, 1835, 1838, 1839, 1840, y 1842. La Posdata, 08.01.1842; 11.01.1842; 12.01.1842; 13.01.1842; 15.01.1842; y 20.08.1842. La Revista Española, 24.02.1835. Nuevo Diario de Madrid, 28.03.1823. ANÓNIMO. Cartilla forense ó continuación del Catecismo politico constitucional. Valencia, Domingo y Mompié, 1820. CORTES ESPAÑOLAS. Reglamento del Congreso de los Diputados, año 1838. Madrid, Imprenta del Colegio de Sordo-Mudos, 1838. COTARELO Y MORI, Emilio. Diccionario biográfico y bibliográfico de calígrafos españoles. Tomo I. Madrid, Imp. de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1916. GIL NOVALES, Alberto. Diccionario biográfico del Trienio Liberal. Madrid, El Museo Universal, 1991. JIMÉNEZ-LANDI MARTÍNEZ, Antonio. La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente: Los orígenes de la institución, Volumen 1, Madrid, Editorial Complutense, 1996. MARTÍNEZ LÓPEZ, Fernando. “Alonso García, Nicolás”. En CARO CANCELA, Diego (Dir.). Diccionario biográfico de parlamentarios de Andalucía, 1810-1869. A/G. Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2010. MATILLA TASCÓN, Antonio. Inventario General de Protocolos Notariales (Años 1504 a 1879), por … (Con la valiosa ayuda de doña Teresa Baratech). Madrid, Ministerio de Cultura, 1980. SÁEZ PINEL, José Luis. “Alonso García, Nicolás”. En Diccionario biográfico de parlamentarios españoles, 1820-1854. Madrid, Cortes Generales, 2011. —: La consolidación del liberalismo en la Almería isabelina. De la Regencia de María Cristina a “La Gloriosa” (1833-1868). Almería, EDUAL, tesis doctoral, edición electrónica, 2021.




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